A los golpes de la vida
Homenaje a
César Abraham Vallejo Mendoza
y a la autora de DANZA DE LA NOCHE
Gloria Dávila Espinoza
Me pesa el dolor del alma
Cual plomada de remordimientos
Me duele el alma lacerada
Por el filo del desprecio amoroso
Lamo con sed la sangre de tu cuerpo
La miel de las cenizas de tus recuerdos
La sal le cose los labios a mi orgullo
El silencio se devora mis entrañas
La vida se ensañó con mi osamenta
Como si yo fuese un madero de caspis
Sólo conozco respuestas negativas
Y el lenguaje pobre de los mendigos
Necesito paladas de migajas
Para distraer mí profunda hambruna
Soy un viajero fustigado
Por el fuego que lacera mis espaldas
Dicen que soy un misántropo obsesivo
Estoy agonizando como los naufragios
Empalagado de hartazgo de nada
A pesar de ser: humanista y cariñoso
No siento fastidio por los desechos:
Murtes, humanos ni sociales
A veces compartimos la banca del parque
Estoy cansado de sentirme ausente
Recojo los gritos y las osamentas
De las horas, del frío y de las huellas
Soy el habitante desnudo de la noche
Al que le arrancan los ojos
Las vitrinas de los restaurantes
Aspiro profundo frente a panaderías
Para llenarme un poco con el aroma
No sé si a mis versos les alcance el tiempo
Para arañar con sus muñones al éxito
No soporto el peso de las máscaras
Ni los laberintos absurdos de los disfraces
Sé que soy una maldita sombra que espanta
Dicen algunos creyentes que huelo a azufre
Que sobrevivo gracias a un pacto con el diablo
Conoces la dignidad de mi orgullo
No comentes la raíz de mis males
Repudie la fortuna y la vida fácil
Eligiendo el sendero del cáliz amoroso
Soy un barco descodificado por la vida
Condenado al spa del deshuesadero
La vida me despojó de la belleza de los sueños
Y la primavera de mi piel al asaltarme
Escucho los clarines llamando a la retirada
Cruzaré como un vencedor bajo el Arco
En el que el ser y el no ser, se confunden
El viento se encargará de esparcir
Como un molino de suspiros a los versos
Me siento arponeado en el alma
Por la sombra de los pecados de mis errores
No imagino que cenarán los gusanos
Cuando extiendan como un mantel la mortaja
La ironía se encargará de publicar mis versos
Y el remordimiento se los devorará
Pagándolos a muy buen precio
Muero de aislamiento e indiferencia
Frágil, nervioso, solitario pero con gran talento
Mi hambruna es fractal como la de los infortunados
Es imposible hacer caldo con algunas monedas
O sacarles buen sabor, lamiéndolas
Ya la poesía intento arrancarle los grilletes
A mi desventurada o desdichada miseria
Recuerdo la época en que te enamoré
Leyendo versos que se escuchaban como floretes
Veía pequeño el mundo para mis sueños
¡Jamás imaginé sus playas ni sus embestidas apocalípticas!
Me cansé de ser un remero de fracasos
Puse a navegar mis versos como barcos de roble
La vida es un mar de tormentas y de mierda
Soy un gamberro que saltó: de América, al viejo continente.
Soy un perdido alcoholizado por la droga amorosa
El mariguano que se hizo retratar en Montparnasse
Bebí al lado de Morrison, la Piaf, Wilde y otros fantasmas.
¿Para qué me sirve el escribir versos,
Si por ellos no me ofrecen ni un mercado a cambio?
Ya me arrancaron el oro de las muelas
Y el café no será suficiente para enfrentar el invierno.
No hablemos de dolor, ni de miseria como la prensa
¡Sonrío! ¡Finjo que estoy lleno! cuando recorro el gran bulevar
¡Déjenme, soñar! ¡Imposible que Champ Elyses, me devore!
¿Será que las calles olfatean cual cuervos, a los moribundos?
Me he acostumbrado al crujir de los versos
Gruñen cual agónicos náufragos o leprosos
¡Me arrastra el pérfido viento, hacia el infierno!
¡Mastico viento y hago sopa con pasto y piedras!
Contemplo cual mirada de calavera, la batalla perdida.
No deseo ilusionar a ningún útero
Premiándolo con semillas muertas
Soy espuma, pompa de jabón, humo mariguano
Estoy cansado de sentarme en el Sena, con la tristeza.
París me ha abierto las venas
Como las multinacionales a mi América
Con mis versos, he hecho pájaros en origami
Para que emigren mis sueños, lejos del fuego.
Un habitante de la noche, me preguntó: ¿quién eres?
_César Vallejo y ¿usted?
_Fernando Pessoa, el caminante la noche
¿Necesita a un cancerbero farolero?
Ignoro al aullido de las piedras
Cuando laten como el corazón de los hombres
Estoy encadenado a las metáforas
Y a las fauces despiadadas de las tempestades
No soporto que la morbosa vida contemple
Con la mirada cíclope de una víbora
A los perros callejeros lamiendo mis llagas
Mis vísceras no soportan más
Al dolor de la indiferencia
Estoy cansado de vivir apagado
Como estrellas de un quásar muerto.
Me duele que nadie se despida de mí
Que sea pan para los cuervos como el hollín
Me siento guillotinado como los anacoretas
Suspiro como el tañido nauseabundo de la Fe.
Regreso a la esencia repugnante del barro
Es espantoso sentirse como el plato fuerte
Del ágape del réquiem del trigo y de la piel
Me imagino cantándole como una guitarra
Al sábalo shusupe que se desliza por el Turmanya
Cual caricia liana aferrada a los sexos de las lupanas.
Héctor “Animal de Vuelo” Cediel hcediel2@hotmail.com 2010-05-18
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